Carlos Slim es el sexto hombre más rico del mundo, con una fortuna de 54.500 millones de dólares. También se le ha catalogado como el octavo filántropo del planeta, con más de 4.000 millones de dólares donados a lo largo de su vida.

Sin embargo, el propietario de América Móvil es una figura que despierta filias y fobias. Muchos le ven como uno de los hombres que más empleo genera en México.También suelen recordar su apuesta decidida por el país cuando, justo en el momento en que éste atravesaba una grave crisis, en los años 80, Slim y su Grupo Carso invirtieron de forma activa comprando empresas nacionales como Citagam, Seguros México o Reynolds Aluminio, entre otras muchas.

En cambio, para otros, este ingeniero civil de padre libanés es un magnate que se ha aprovechado de su situación de monopolio en el sector de la telefonía mexicana (controla el 70%) para imponer las tarifas más altas de la OCDE y llevar a cabo prácticas abusivas.

En cualquier caso, Carlos Slim, el mexicano más rico del mundo, es uno de esos ejemplos de inversor que demuestran que la diversificación es garantía de éxito. Su paquete accionarial comprende la telefonía, el sector inmobiliario, el aéreo, el tecnológico, la hostelería, la banca, la minería o los medios de comunicación. Sus empresas representan cerca del 40% de la Bolsa mexicana, aunque también tiene inversiones fuera de su país.